Hoy pueder ser un gran día - Viernes 13

"¿Por qué preguntas?
Los eventos ocurren sin aviso,
es solo después del hecho que
las razones se vuelven aparentes."

Justo comenté en mi post pasado sobre los ciclos y como la vida te recuerda que en todo momento feliz siempre van a existir momentos dificiles, y va y se muere mi perrito el miércoles en la madrugada, ouch, perder algo tan querido cuando uno no lo espera es bastante doloroso.

Pensaba hoy a su vez como todo cambia de un año a otro completamente, tal vez por eso uno no debería preocuparse tanto por lo que viene, si igual estás donde la vida te quiso poner. Al menos en situaciones en las que no se tiene control.

Por eso hoy no me va a importar que sea Viernes 13 del segundo mes del año y voy a decidir que "hoy pueder ser un gran día", sin importar los cambios y las perdidas.

Peque te voy a extrañar en puta, pero no hay otra opción que continuar, igual es de sobra conocido que todos los perros van al cielo. Como me comentó una amiga ayer y no exactamente por el perro, los duelos no deben durar mucho, igual el perrito queda en mi, o más bien al reves, parte de mi se fue con él.

Dijo Krishnamurti cuando le preguntaron que se le podía decir a un amigo que estaba apunto de morir:

"Dile a tu amigo que en su muerte, una parte de ti muere también y se va con él. Que donde sea que vaya, tu también estarás con él. Que él nunca estará solo"

Sé que nunca estarás solo!

En cuanto a la canción de hoy toca una pieza de uno de mis músicos favoritos, que pongo en honor al aniversario de su nacimiento, aunque un día tarde pues el día exacto es el 12 de febrero. Y bueno... no puedo dejar pasar la ocasión de felicitarle, por tanto, feliz cumpleaños... Sabina.
Decidí ponerlo a cantar dos canciones y en compañia de uno de sus mejores amigos. Pues que sería la vida sin disfrutar momentos de calidad con las buenas amistades =)

Princesa / Contigo
Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat
DVD Rip no demasiado bueno de Dos Pajaros y un tiro

Princesa

Entre la cirrosis
y la sobredosis
andas siempre, muñeca.
Con tu sucia camisa
y, en lugar de sonrisa,
una especie de mueca.
¿Cómo no imaginarte,
cómo no recordarte
hace apenas dos años?
Cuando eras la princesa
de la boca de fresa,
cuando tenías aún esa forma
de hacerme daño.
Ahora es demasiado tarde, princesa.
Búscate otro perro que te ladre, princesa.
Maldito sea el gurú
que levantó entre tú
y yo un silencio oscuro,
del que ya sólo sales
para decirme, “vale,
déjame veinte duros”.
Ya no te tengo miedo
nena, pero no puedo
seguirte en tu viaje.
Cúantas veces hubiera dado la vida entera
porque tú me pidieras
llevarte el equipaje.
Ahora es demasiado tarde, princesa…
Tú que sembraste en todas
las islas de la moda
las flores de tu gracia,
¿cómo no ibas a verte
envuelta en una muerte
con asalto a farmacia?
¿Con qué ley condenarte
si somos juez y parte
todos de tus andanzas?
Sigue con tus movidas,
pero no pidas
que me pase la vida
pagándote fianzas.
Ahora es demasiado tarde, princesa
Búscate otro perro que te ladre, princesa


///

Contigo

Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.

Yo no quiero vecínas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.

Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardin;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

Yo no quiero juntar para mañana,
no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.

Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin tí.

No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas “volvamos a empezar”;
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.

Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.