jueves, 15 de mayo de 2008

Cazador de luz

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Camina, corre, salta, pero no alcanza… más continua su decadente movimiento sin jamás desfallecer, sin nunca mantener siquiera la idea de claudicar.

Tal girasol, el cazador de luz busca el sol como si esa fuera parte de su naturaleza. Mantiene su mirada altiva hacia el cegador astro rey y sueña con el día que pueda elevarse a éste, como alguna vez intentó Ícaro y falló.

Más este hábil cazador es incapaz de fallar, ya que sus pupilas jamás pierden la atención de su presa; él espera, acecha y sobre todo imagina.

Imagina por fin ese momento sublime en que sea capaz de acercarse suficiente a su objeto de deseo, abrazarlo y perderse para siempre en su absoluta calidez, desaparecer, quemarse, ser y dejar de ser en un mismo instante que se continué para la eternidad.


1 comentario:

p. alvarado dijo...

Se agradece y se honra la cortesía.

Cazador de Luz.